Bibiana era una jovencita
de clase media alta, era rubia de ojos verdes y cabello lacio. Era la chica más
popular de su escuela pero cuando tenía quince vio a uno de sus
compañeros lleno de cicatrices en su brazo.
Él era un joven Emmo. al
que nadie tomaba en serio. Al cuestionarlo Bibiana, él le respondió que cada
vez que estaba triste se cortaba para volver a sentir la vida, que esa era su
única sensación humana ya que no quería a nadie y nadie lo quería a él; para él
era la única forma de sentirse vivo, demostrándole a sus padres y al
mundo su inconformidad.
Bibiana ante esa respuesta
quedó impactada, se volvió amiga del joven, quien la convenció de
intentarlo; al principio no le gustó cortarse, porque no era tolerante al
dolor, tras el dolor, descubrió que realmente se sentía bien.
Le gustó ver su sangre y la
sensación de ligero vértigo, mientras más lo hacía mejor se sentía; Cuando sus
padres o maestros le decían algo y no le gustaba, se infringía daño.
Pronto cualquier pretexto
fue utilizado por ella para poderse cortar, su otrora mundo alegre se le tornó
gris y triste, sus brazos no alcanzaban para sus heridas, sus piernas fueron su
siguiente lienzo, al igual que su abdomen, espalda y cualquier otra parte que
alcanzase con la navaja, vidrio o alfiler.
Ella lo hubiera seguido
practicando, pero se infectó el brazo izquierdo al utilizar una navaja
prestada, se infectó con una bacteria carnívora, y con mucho esfuerzo los
médicos salvaron su brazo.
A pesar de ello ella
siguió con el cutting hasta que fue internada en un sanatorio, ahí fue atendida
con terapia y tranquilizantes.
Experiencia:
Comencé con ésta enfermedad desde que tenía 13 años, lo peor de todo fue que me
dí cuenta que la padecía un poco tarde. Bueno aunque dicen por ahí que mejor
tarde que nunca, ¿no?
En mi casa, me sentía
invisible, mis padres siempre tenían problemas, discusiones, en la escuela
siempre fui la rara antisocial, nadie quería ser mi amigo. Siempre viví en un
círculo, del cual no salía y no podía hacerlo aunque quisiera.
Todo comenzó cuando estaba
en segundo de secundaria, y Samuel, un "amigo" o más bien compañero
de mi salón me contó sobre la tendencia emmo, pues en ese entonces esto era la
"onda", me dijo de que se trataba y como podía ser emmo, tontamente
creí que eso era justo para mí, aunque eso, más tarde me llevaría a mi
perdición.
Un día llegué a la escuela
con mi nueva "moda", la directora desaprobó esto, aquella directora
tenía el extraño pensamiento de tratar de ser "la mamá" de todos y
llevarlos por "el buen camino". Lo que obviamente a los jóvenes, no
nos gusta ni que lo haga nuestros propios padres mucho menos una maestra. Para
mí todo era absurdo, solo quería que me dejaran en paz, y poco a poco, sin
darme cuenta, empecé a cambiar, por mala suerte este cambio no era para bien,
pues sentía mucho rencor hacia todos; Usiel se había burlado del amor que yo le
tenía a él, Juan siempre me molestaba por ser la "intelectual", la
misma directora siempre me recordaba lo ridículo que me veía (según ella),
sentía que el mundo se derrumbaba, pues los adolescentes siempre tenemos esos
problemas que a veces no sabemos cómo afrontar; los problemas con los padres,
con los compañeros, etc. Lo peor es que a veces la gente no se da cuenta de que
hieren los sentimientos de otros con sus palabras, sus burlas, en fin, todo eso
que hacen para molestar al "antisocial". Como yo ya era emmo, entre a
esa moda de cortarse los brazos, solo que en ese entonces lo hacía por hacerlo,
poco después, cuando tenía problemas con mis padres o mis compañeros lo
utilizaba como un medio de escape, ya que nunca se me dio el decir lo que
sentía. Era como un medio de relajación ante todo lo que me molestaba, lo que
me hacía sentir triste, enojado, frustrado, etc.
Después logré que me
cambiaran de escuela, ya que ese no era mi lugar, al año siguiente, ya en
tercero de secundaria, yo estaba feliz con mis nuevos amigos, ¡sí! ahora si
podía decir amigos, pues ellos me aceptaban tal como era, aunque nunca supieron
lo que hacía; cortarme ante situaciones desagradables. Excepto Faby, pues hacia
lo mismo que yo, aunque de ella se dieron cuenta, pues el asesor se dio cuenta.
A raíz de esto, nuestros demás amigos le dejaron de hablar, yo siempre pensé
que eso fue incorrecto, pues en vez de ayudarla la hundieron más, con esto yo
sabía que si se descubría mi secreto, sería lo peor que podría pasarme.
Al terminar el año, nunca
descubrieron eso, tiempo después pasamos a la preparatoria, la mayoría nos
fuimos a escuelas diferentes, en mi prepa, al empezar el año, nuevamente era la
"rara", "la matadita", seguía con problemas en mi casa, sobre
todo con mi papá, él y yo siempre peleábamos por todo, hasta por cosas tan
estúpidas. Todo esto me seguía haciendo sentirme pésimo, y por obvias razones,
me seguía cortando. Incluso dejé de creer en Dios, pensaba que él me había
abandonado, e incluso que ni siquiera existía.
Una tarde, decidí quitarme
la vida, ahora sé que fue una decisión tonta, pero en ese momento, lo único que
quería era terminar con mi dolor, con mi sufrimiento, no sé cómo ni porqué, mi
plan falló, así que al día siguiente decidí hablar con el que me sacaría de
aquél profundo y obscuro agujero; El Apicultor.
Él me dijo que hacer, me
apoyó, me escuchó, me aconsejó, y tengo que confesar que el Apicultor era mi
psicólogo, tuve alrededor de 12 sesiones con él, mis padres fueron, creo que le
dio un giro rotundo a mi vida, y se lo agradezco...
Aunque no lo crean, ésta
historia es real, fue una triste experiencia que me pasó, ahora tengo 16 años,
ya no me corto, gracias a que descubrí que la mejor manera de sacar tu dolor,
no es por medio de cortes ni nada parecido, sino es diciendo la verdad,
diciendo lo que sientes.
Me costó un poco de
trabajo, pero ahora estoy orgullosa de mi misma, sé también que ésta es una
enfermedad, que a veces no está en nuestras manos controlarlo, y lo sé por
experiencia propia, pero sé que también está en nosotros querer curarnos,
hablando con alguien, y si no se puede, escribir una carta. De lo único que
tengo que preocuparme ahora son de las marcas que quedaron en mis brazos, pero
siempre me recordarán que en la vida pasamos por experiencias desagradables, de
las cuáles podemos recuperarnos, y que solo sean un mal sabor de boca pasajero,
una triste experiencia, ¡Sí! Al fin de todo es una experiencia, la cual nos
mejorará y nos hará una persona de bien, superada, y esto lo podremos compartir
a aquéllos que pasen por la misma situación, ayudarlos, y decirles que pueden
salir adelante siempre y cuando ellos quieran, pues Por cada minuto de enfado
perdemos sesenta segundos de felicidad... Ahora imagines cada minuto de pensar
en suicidarnos no solo perderemos la felicidad, perderemos todo. Lo único que
puedo decir de ésta experiencia es que el amor y las ganas lo logran todo.
Todo...
Lo que queremos dar a
entender es que uno no busque la salida más fácil y que esto es muy delicado
que podría cambiar tu vida de por vida así que piensa bien antes de actuar, y
si tienes problemas respecto al cutting date cuenta que esto está mal y que lo
mejor es salir del hoyo y enfrentar los problemas por muy duros que sean veras
que lo mejor viene después.