lunes, 24 de noviembre de 2014

No sé si lo hago por placer o por necesidad

Experiencia:



Bibiana era una jovencita de clase media alta, era rubia de ojos verdes y cabello lacio. Era la chica más popular de su escuela pero cuando tenía quince vio a uno de sus compañeros  lleno de cicatrices en su brazo.
Él era un joven Emmo. al que nadie tomaba en serio. Al cuestionarlo Bibiana, él le respondió que cada vez que estaba triste se cortaba para volver a sentir la vida, que esa era su única sensación humana ya que no quería a nadie y nadie lo quería a él; para él era la única forma de sentirse vivo, demostrándole a sus padres y  al mundo su inconformidad.
Bibiana ante esa respuesta quedó impactada,  se volvió amiga del joven, quien la convenció de intentarlo; al principio no le gustó cortarse, porque no era tolerante al dolor, tras el dolor, descubrió que realmente se sentía bien.
Le gustó ver su sangre y la sensación de ligero vértigo, mientras más lo hacía mejor se sentía; Cuando sus padres o  maestros le decían algo y no le gustaba, se infringía daño.
Pronto cualquier pretexto fue utilizado por ella para poderse cortar, su otrora mundo alegre se le tornó gris y triste, sus brazos no alcanzaban para sus heridas, sus piernas fueron su siguiente lienzo, al igual que su abdomen, espalda y cualquier otra parte que alcanzase con la navaja, vidrio o alfiler.
Ella lo hubiera seguido practicando, pero se infectó  el brazo izquierdo al utilizar una navaja prestada, se infectó con una bacteria carnívora, y con mucho esfuerzo los médicos salvaron su brazo.
A  pesar de ello ella siguió con el cutting hasta que fue internada en un sanatorio, ahí fue atendida con terapia y tranquilizantes.

Experiencia:

Comencé con ésta enfermedad desde que tenía 13 años, lo peor de todo fue que me dí cuenta que la padecía un poco tarde. Bueno aunque dicen por ahí que mejor tarde que nunca, ¿no?
En mi casa, me sentía invisible, mis padres siempre tenían problemas, discusiones, en la escuela siempre fui la rara antisocial, nadie quería ser mi amigo. Siempre viví en un círculo, del cual no salía y no podía hacerlo aunque quisiera.
Todo comenzó cuando estaba en segundo de secundaria, y Samuel, un "amigo" o más bien compañero de mi salón me contó sobre la tendencia emmo, pues en ese entonces esto era la "onda", me dijo de que se trataba y como podía ser emmo, tontamente creí que eso era justo para mí, aunque eso, más tarde me llevaría a mi perdición.
Un día llegué a la escuela con mi nueva "moda", la directora desaprobó esto, aquella directora tenía el extraño pensamiento de tratar de ser "la mamá" de todos y llevarlos por "el buen camino". Lo que obviamente a los jóvenes, no nos gusta ni que lo haga nuestros propios padres mucho menos una maestra. Para mí todo era absurdo, solo quería que me dejaran en paz, y poco a poco, sin darme cuenta, empecé a cambiar, por mala suerte este cambio no era para bien, pues sentía mucho rencor hacia todos; Usiel se había burlado del amor que yo le tenía a él, Juan siempre me molestaba por ser la "intelectual", la misma directora siempre me recordaba lo ridículo que me veía (según ella), sentía que el mundo se derrumbaba, pues los adolescentes siempre tenemos esos problemas que a veces no sabemos cómo afrontar; los problemas con los padres, con los compañeros, etc. Lo peor es que a veces la gente no se da cuenta de que hieren los sentimientos de otros con sus palabras, sus burlas, en fin, todo eso que hacen para molestar al "antisocial". Como yo ya era emmo, entre a esa moda de cortarse los brazos, solo que en ese entonces lo hacía por hacerlo, poco después, cuando tenía problemas con mis padres o mis compañeros lo utilizaba como un medio de escape, ya que nunca se me dio el decir lo que sentía. Era como un medio de relajación ante todo lo que me molestaba, lo que me hacía sentir triste, enojado, frustrado, etc.
Después logré que me cambiaran de escuela, ya que ese no era mi lugar, al año siguiente, ya en tercero de secundaria, yo estaba feliz con mis nuevos amigos, ¡sí! ahora si podía decir amigos, pues ellos me aceptaban tal como era, aunque nunca supieron lo que hacía; cortarme ante situaciones desagradables. Excepto Faby, pues hacia lo mismo que yo, aunque de ella se dieron cuenta, pues el asesor se dio cuenta. A raíz de esto, nuestros demás amigos le dejaron de hablar, yo siempre pensé que eso fue incorrecto, pues en vez de ayudarla la hundieron más, con esto yo sabía que si se descubría mi secreto, sería lo peor que podría pasarme.
Al terminar el año, nunca descubrieron eso, tiempo después pasamos a la preparatoria, la mayoría nos fuimos a escuelas diferentes, en mi prepa, al empezar el año, nuevamente era la "rara", "la matadita", seguía con problemas en mi casa, sobre todo con mi papá, él y yo siempre peleábamos por todo, hasta por cosas tan estúpidas. Todo esto me seguía haciendo sentirme pésimo, y por obvias razones, me seguía cortando. Incluso dejé de creer en Dios, pensaba que él me había abandonado, e incluso que ni siquiera existía.
Una tarde, decidí quitarme la vida, ahora sé que fue una decisión tonta, pero en ese momento, lo único que quería era terminar con mi dolor, con mi sufrimiento, no sé cómo ni porqué, mi plan falló, así que al día siguiente decidí hablar con el que me sacaría de aquél profundo y obscuro agujero; El Apicultor.
Él me dijo que hacer, me apoyó, me escuchó, me aconsejó, y tengo que confesar que el Apicultor era mi psicólogo, tuve alrededor de 12 sesiones con él, mis padres fueron, creo que le dio un giro rotundo a mi vida, y se lo agradezco...
Aunque no lo crean, ésta historia es real, fue una triste experiencia que me pasó, ahora tengo 16 años, ya no me corto, gracias a que descubrí que la mejor manera de sacar tu dolor, no es por medio de cortes ni nada parecido, sino es diciendo la verdad, diciendo lo que sientes.
Me costó un poco de trabajo, pero ahora estoy orgullosa de mi misma, sé también que ésta es una enfermedad, que a veces no está en nuestras manos controlarlo, y lo sé por experiencia propia, pero sé que también está en nosotros querer curarnos, hablando con alguien, y si no se puede, escribir una carta. De lo único que tengo que preocuparme ahora son de las marcas que quedaron en mis brazos, pero siempre me recordarán que en la vida pasamos por experiencias desagradables, de las cuáles podemos recuperarnos, y que solo sean un mal sabor de boca pasajero, una triste experiencia, ¡Sí! Al fin de todo es una experiencia, la cual nos mejorará y nos hará una persona de bien, superada, y esto lo podremos compartir a aquéllos que pasen por la misma situación, ayudarlos, y decirles que pueden salir adelante siempre y cuando ellos quieran, pues Por cada minuto de enfado perdemos sesenta segundos de felicidad... Ahora imagines cada minuto de pensar en suicidarnos no solo perderemos la felicidad, perderemos todo. Lo único que puedo decir de ésta experiencia es que el amor y las ganas lo logran todo. Todo...

Lo que queremos dar a entender es que uno no busque la salida más fácil y que esto es muy delicado que podría cambiar tu vida de por vida así que piensa bien antes de actuar, y si tienes problemas respecto al cutting date cuenta que esto está mal y que lo mejor es salir del hoyo y enfrentar los problemas por muy duros que sean veras que lo mejor viene después.





SHEILA HUERTA




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